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El ejemplo de la Reserva Noel Parra y la comunidad Achagua en Puerto López – Meta

El punto más alto de este proceso fue la realización de un Taller de formación básica para el monitoreo participativo de la restauración ecológica.

 

Ubicada en el municipio de Puerto López, Meta, la Reserva Natural de la Sociedad Civil Noel Parra Palacios es un testimonio vivo de cómo la restauración ecológica puede transformar el territorio y fortalecer la convivencia entre comunidades. Con más de 72 hectáreas intervenidas en el marco del proyecto REA Orinoquia, esta reserva ha sido pionera en combinar producción ganadera sostenible con la restauración de ecosistemas nativos.

Luis Parra, propietario de la reserva, explica cómo desde hace más de 30 años su familia ha trabajado por armonizar la producción y la conservación. “La misma naturaleza busca su equilibrio. El agua fluye mejor, el ganado gana más peso gracias a la sombra de los árboles nativos, y hoy contamos con una huerta productiva y una fuente hídrica en proceso de restauración”, relata.

Uno de los logros más valiosos ha sido el acercamiento con la comunidad indígena Achagua, del resguardo El Turpial La Victoria. Inicialmente, los conflictos por el uso de la zona de reserva eran frecuentes. Pero gracias al trabajo articulado con la Fundación Natura y al proceso de restauración activa y pasiva financiado por el Ministerio de Ambiente e implementado con el proyecto REA, se consolidó una visión compartida de protección ambiental.

El punto más alto de este proceso fue la realización de un Taller de formación básica para el monitoreo participativo de la restauración ecológica, donde miembros del pueblo Achagua aprendieron sobre servicios ecosistémicos, siembra de especies nativas y cartografía social. Esta experiencia no solo aportó a la restauración ecológica, sino que también sembró una semilla de gobernanza ambiental colectiva.

Para Ramón Martínez Arrepiche, sabedor y líder es esta comunidad indígena, «para nosotros la palabra restauración es algo nuevo, y con esta capacitación nos enseñan a conocer la naturaleza y amar nuestra morichera, nuestro caño, y nos motiva a ayudar más a la conservación, ¡Gracias por esta enseñanza!».

Hoy, la comunidad Achagua participa activamente en el mantenimiento y monitoreo de estas áreas, demostrando que la restauración no es solo una acción técnica, sino un proceso cultural y social. Esta alianza entre actores locales, comunidades indígenas e instituciones marca un camino replicable hacia una Orinoquia más resiliente y sostenible.