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Historias de ciudad: las filas en las droguerías que entregan lo que formulan las EPS

Desde que desapareció Coomeva, en febrero, más gente se amontona frente a las puertas de estas distribuidoras.

 

Hay gente que llega a las 5 de la mañana para entrar entre los primeros cuando abran la puerta de la droguería que entrega los medicamentos formulados en la EPS.

Porque han visto que, si llegan a las 7 de la mañana, ya hay una larga fila y deben estar dispuestos a esperar dos horas para que les entreguen sus medicinas.

Todavía son pocos los que utilizan el teléfono para separar el turno, de manera que no tengan que hacer fila sino que llegan a la hora que les correspondió y reclaman lo formulado.

La otra opción es el domicilio, pero ese servicio significa pagar y la gente prefiere en modo “al gratini”.

Allí en la fila hay situaciones curiosas. Muchos intentan colarse. Una mujer le pidió a la empleada de la droguería que le permitiera sentarse adentro porque tenía dolor en sus piernas y prometió que estando adentro no sacaría turno en la máquina sino que esperaría a que entraran las personas que estaban delante de ella en la fila.

No fue así. Ya estando adentro, sacó turno y cuando las otras personas por fin lograron ingresar, comenzaron las recriminaciones.

Luego llegó otra mujer pidiendo que la dejaran reclamar de inmediato sus medicinas porque ella vive en una vereda y la última buseta salía en media hora. Para evitarse problemas, la empleada de la droguería preguntó a quienes estaban sentados esperando turno si autorizaban. Entonces sonó un murmullo del que más o menos se alcanzó a entender que no. Y la mujer tuvo que esperar su turno.

Otros que estaban sentados en las sillas, dentro de la droguería, de repente salieron corriendo: afuera estaba la grúa recogiendo carros y motos parqueados en sitios no autorizados.