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Villavicencio carece de instalaciones para albergar a los capturados y no hay solución a corto plazo.

 

 

Aparte de las quejas, cada vez más recurrentes de la ciudadanía por la inseguridad en diferentes zonas urbanas y rurales de la ciudad, se suma un problema aún más complejo: se están acabando los cupos para recluir a los delincuentes.

El Covid-19 pareciera estarse convirtiendo en aliado de la delincuencia, pues hace varias semanas tiene contra las cuerdas a las autoridades, que buscan castigar a los autores de diferentes delitos o acciones que van en contra de la convivencia ciudadana, diagnóstico entregado hoy directamente por el alcalde, Felipe Harman.

Con relación a la orden de excarcelación de personas por la pandemia, el mandatario sostuvo que “incrementa las posibilidades de riesgo de que esta gente reincida en las calles de nuestra ciudad y es una realidad que tenemos que asumir”, indicó el mandatario.

Además, reconoció que las unidades que estaban sirviendo como alternativa ya sobrepasaron su capacidad, lo que viene perjudicando los procedimientos judiciales.

“Nos tocó volver el CP3 (complejo similar a una Unidad Permanente de Justicia) un centro de reclusión permanente para delitos, no para temas de convivencia. Las carceletas están tan atiborradas que ya la Fiscalía no está haciendo las mismas audiencias por problemas en protocolos, al mismo tiempo la cárcel no nos recibe más gente, esto nos teje una situación compleja”, puntualizó el alcalde.

No obstante, las autoridades han manifestado en repetidas ocasiones que, pese a ser consientes de la situación, continuarán las acciones operativas para buscar el restablecimiento de la tranquilidad en las comunas y veredas de Villavicencio.