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Dos tributos tienen contra las cuerdas la reactivación del sector constructor en el Meta, afirma Camacol.

 

La estampilla Unillanos y el impuesto de delineación urbana, si bien representan una base de recaudo importante para financiar la educación superior y obras en esta parte del país, su alto costo se está convirtiendo en un serio impedimento para la reactivación del sector constructor.

Según cifras de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) capítulo Meta, la interpretación jurídica de una reciente ordenanza aumentó hasta en 3.000 veces el valor del impuesto, mientras que el impuesto de delineación aumentó en 64% el valor de la tarifa, superando hasta en un 3.800% el valor comparado con ciudades como Ibagué, Pereira, Tunja y Neiva.

“Este sector que encadenada el 54% de los sectores productivos, genera cerca de 19 mil empleos y por actividades inmobiliarias unas 5 mil en la capital llanera, para un total de 24 mil empleos, no va a recuperarse con estos altos costos tributarios”, indica uno de los apartes del comunicado que publicó la entidad gremial.

Agregaron que si bien es entendible que las administraciones estén en un momento de tensión por todo lo que ha generado la pandemia, también es fundamental el trabajo conjunto con el sector privado permitiendo el impulso con altos encadenamientos productivos como la construcción.

“Se podrían dejar de construir más de 210 mil metros cuadrados en unos 21 proyectos constructivos que contienen alrededor de 3.000 unidades de vivienda y generarían aproximadamente 2.500 empleos directos”, agregó el pronunciamiento de Camacol.